Violación de Derechos Humanos a los prisioneros políticos y de guerra
Publicado por Larga vida a las mariposas
A las 17:27
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2013/ FEBRERO 8/ Campaña Traspasa los Muros/
Denuncia Pública: el INPEC arrecia represión contra los Prisioneros Políticos y de Guera en Colombia.
La Campaña Traspasa los Muros comparte ante la comunidad nacional e internacional, organismos defensores de derechos humanos y ante el movimiento social y popular la siguiente DENUNCIA PÚBLICA emitida por el prisionero político y de guerra TULIO MURILLO AVILA:
Denuncia Pública: el INPEC arrecia represión contra los Prisioneros Políticos y de Guera en Colombia.
Cárcel La Picota. Foto: UTF-INPEC. |
La Campaña Traspasa los Muros comparte ante la comunidad nacional e internacional, organismos defensores de derechos humanos y ante el movimiento social y popular la siguiente DENUNCIA PÚBLICA emitida por el prisionero político y de guerra TULIO MURILLO AVILA:
En
representación de las y los Prisioneros Políticos y de Guerra de las FARC-EP,
recluidos en el Establecimiento Penitenciario más conocido como COIBA-IBAGUÉ,
en el departamento del Tolima, denunciamos ante la comunidad nacional e
internacional, que el INPEC viola sistemáticamente nuestros derechos a la
seguridad, la vida y el conjunto de derechos que el D.I.H. reconoce a los
Prisioneros de Guerra, de acuerdo a los siguientes:
HECHOS
·
A nivel nacional y de manera particular en el complejo carcelario de Ibagué,
recibimos constantemente todo tipo de sabotajes, provocaciones, requisas
vandálicas donde roban pertenencias y elementos que son vendidos en los
expendios como tarjetas para llamadas telefónicas, gaseosas y comestibles que
normalmente se tienen para atender a nuestras familias y visitantes cada 15
días, como también las artesanías, etc., etc. Cuando no son hurtadas, son
regados los líquidos o destrozados y pisoteados junto con la ropa y los útiles
de aseo, según los cuadros de mando y dragoneantes, tienen que hacerlo para
incautar armas, drogas y elementos prohibidos que guardamos supuestamente en
ellos.
Pero
como si esto fuera poco, destrozan, botan o hurtan nuestras copias de los
procesos, las agendas telefónicas con los números de nuestros familiares y
abogados, al igual que los registros que se tienen sobre los abusos, las
violaciones a nuestros derechos y denuncias hechas por las fechorías y requisas
vandálicas a las que nos hemos visto sometidos.
·
Es usual la violación de nuestras cartas y correspondencia que entra y sale
para los juzgados, procuraduría, defensoría del pueblo y de manera especial la
de los abogados, familiares y compañeros recluidos en otras cárceles del país,
al punto que primero les sacan fotocopias a algunas para entregarlas. Por
información sabemos que varias de esas fotocopias reposan en la base de datos
de la oficina de la inteligencia militar junto con las fotos nuestras y las de
los visitantes. El monitoreo e intercepción de teléfonos y llamadas con los
abogados, fundaciones y ONG´s defensoras de Derechos Humanos es constante, así
como el seguimiento por agentes secretos de seguridad cada vez que nos visitan.
El
sabotaje, el seguimiento y el asedio es constante contra nuestros familiares y
amigos visitantes por parte del INPEC, con requisas morbosas, pasando por
manoseos que sobrepasan los límites de una requisa decente, cuando no son
devueltas porque argumentan que el canino antidrogas les dio positivo, sin más
elementos probatorios, cuando con todo tipo de tecnología como rayos X,
escáner, sillas detectoras de metales, etc., elementos por los cuales son
pasadas hasta 4 y 5 veces para poder autorizar la entradas a las áreas de
visita hacia donde son conducidas para ponerlas a esperar por largo tiempo sin
sacarnos del patio. Al ser solicitado por los visitantes, los dragoneantes
sostienen que el preso no estaba listo, que se estaba bañando porque no
esperaba visita hoy. Son tan cínicos que en ocasiones responden que no queremos
salir, o simplemente los hacen ir de patio en patio para evitar que los
visitantes tengan más contacto con los internos, así como lo han hecho con los
abogados a quienes persiguen como si fuera un delito asistir jurídicamente a
los presos políticos y defendernos en los tribunales.
·
Para los Prisioneros Políticos (de Guerra y de Conciencia) en Colombia nos
queda claro que el verdadero delito que el Estado y su clase política no nos
puede aceptar, no son los hecho en sí, sino el ser revolucionario consecuente
con la causa y ser defensor de la moral y los principios revolucionarios, tener
dignidad y no aceptar sus repugnantes propuestas de traición, o negarse a
acusar y atestiguar como un falso testigo en contra de otros luchadores
populares a quienes quieren silenciar en las cárceles, pagando enormes condenas
por ser no más que opositores a la clase oligárquica en el poder y al Estado.
·
El INPEC tampoco nos saca en ocasiones a los juicios supuestamente por
seguridad, ya que dicen haber detectados planes de rescate o fuga, juicios que
no son más que pantomimas legalizadas por un juez, un fiscal simulando un
auténtico juicio con la participación, en algunos casos, de supuestos abogados
de defensoría pública, pagados por el mismo Estado o designados reconocidos
abogados que trabajan con o para la inteligencia militar, por lo que no van a
defender a un Prisionero Político sino a hacer un trabajo de espionaje, excepto
que se comprometa a trabajar para ellos y todo se da en las narices de la
Procuraduría que no cumple su función de garantizar un juicio correcto, porque
es más carcelera que los mismos carceleros y jueces, convirtiéndose en
legalizadora de estos juicios amañados y tendenciosos, donde hacen equipo con
la Defensoría del Pueblo en muchos casos, por lo que cuando somos llevados al
banquillo ya estamos pre-juzgados y solo se cumple su legalización, pues todos
son sencillamente cuotas políticas en esas instituciones oficiales, por lo que
obedecen a un o unos patrones encabezados por el Estado para el cual trabajan,
excepto nuestros abogados de confianza y ONG´s defensoras de Derechos Humanos.
·
El Estado Social de Derecho no es más que una norma decorativa de la
Constitución Política, porque en la práctica los presos políticos y opositores
al régimen constitucional no tenemos ninguna garantía en los juicios porque a
ellos llegamos pre-juzgados.
Desde
el complejo carcelario de Ibagué, lanzamos un S.O.S. ante la comunidad nacional
e internacional para que intervengan ante el Estado colombiano y el presidente
Juan Manuel Santos Calderón, exigiéndole que ordene la suspensión inmediata del
plan que está en marcha por parte de la inteligencia militar y algunos
funcionarios del INPEC en cabeza de su director general, Gustavo Adolfo
Ricaurte, General activo de la Policía Nacional e Imelda López Solórzano,
directora del complejo de Ibagué, para atentar contra Prisioneros Políticos y
de Guerra de las FARC-EP recluidos en éste establecimiento, a través de
dragoneantes y algunos reclusos que también se encuentran en este complejo
protegidos por la guardia, quienes desde el mes de noviembre del año 2012
vienen hostigando y buscando la forma de atentar contra nuestros combatientes
prisioneros como ocurrió el día 30 de noviembre en el pabellón 5 del bloque 5,
donde se les pidió a los pabelloneros que nos sacaran del patio porque habíamos
sido atacados y los pabelloneros nos obligaron a permanecer exponiéndonos a ser
eliminados.
Para
tal fin fueron utilizados algunos jibaros que querían montar el imperio del
cacicazgo en el patio, con la bendición de la guardia, junto a unos
homosexuales para lavar un crimen político con el argumento del INPEC de que se
trataba de simples peleas entre jibaros que se disputan el control de las
drogas en los patios a los que se le suman los problemas pasionales entre
homosexuales, buscando desprestigiar a los revolucionarios prisioneros.
·
Hoy por hoy continúan con su hostilidad, ya no solo en el pabellón 5, sino en
el uno del bloque 5 y en el pabellón B del bloque 3, donde hay Prisioneros de
Guerra que nos negamos a renuncia a nuestra lucha revolucionaria.
El
señor General Ricaurte, director general del INPEC, durante su administración
abandonó sus funciones gerenciales para dedicarse a cumplir labores policiales,
persiguiendo, amenazando, expiando, chuzando llamadas para perseguir a nuestros
abogados, familiares y visitantes de todos los reclusos, convirtiendo al INPEC
en un departamento de inteligencia y contrainteligencia al servicio de la
Policía Nacional, quienes de la mano de la corrupción y el clientelismo
político tienen en completa ingobernabilidad a la institución, al abandonar el
Estado sus funciones y obligaciones constitucionales y administrativas para con
los reclusos de todo el país, poniendo en peligro la integridad física y la
vida de nuestros hombres y mujeres en prisión.
Es
por ello que para poder hacerle el seguimiento y perseguir a todos los familiares
y amigos de los reclusos el INPEC -cumpliendo funciones de espionaje- ordenó a
todos los reclusos del país entregar un listado de cinco personas que estén
registradas en el sistema de los diez visitantes que cada recluso puede tener,
para que puedan hacer las consignaciones de dineros en el banco, con destino al
interno para poder comprar en los expendios de cada establecimiento, medida que
afecta directamente a los reclusos, ya que ningún particular le podría
consignar sino son de los 5 autorizados agravando aún más el estado de vida de
los reclusos porque el INPEC no cumple su obligación de mantenimiento ni
dotación del mínimo vital que requiere cada prisionero o prisionera para
sobrevivir en prisión, dejando en total desamparo a los reclusos, sin tener en
cuenta que algo más del 90% de los reclusos vivimos en total estado de
calamidad económica, por lo que la mayoría sobrevive de la caridad que le
brindan familiares y amigos. Pero los más grave es que esta medida dictatorial
y represiva tiene como fin el seguimiento simétrico y policiaco contra nuestros
familiares y amigos, en un país que dice llamarse democrático y donde el
presidente se ufana al pregonar en sus discursos ante organismos
internacionales que “en Colombia se respeta el Estado Social de Derecho y los
principios democráticos”, que falso es todo esto.
·
La Doctora Imelda López Solórzano, directora del Penal, incomoda con nuestras
denuncias y para silenciarnos de forma marrullera y vengativa, junto al General
Ricaurte, hábilmente a través de la seccional de salud de Ibagué, ordenaron
internarme en un calabozo de la U.T.E. del bloque 2 como castigo y no por
medidas preventivas de salud como los manifestaron al ser preguntado el motivo,
ocultando que la verdadera razón era poder impedir que tuviera comunicación
fluida con los compañeros Prisioneros Políticos y miembros del Movimiento
Nacional Carcelario que para ese entonces coordinaba la protesta pacífica en 23
cárceles del país. Así fue que desde el día 28 de agosto al 20 de septiembre del
2012 fui incomunicado en los calabozos supuestamente de máxima seguridad, los
señores pabelloneros encargados de esa sección, de manera sospechosa y violando
todas las medidas de seguridad, vulnerando mi seguridad, debido a que le
entregaban las llaves del calabozo y del pasillo donde me encontraban (puerta
número12) a un interno de su confianza que se desempeñaba como ordenanza para
que abriera la puerta y sacará a los internos, insistiéndome que saliera a la
hora del sol con ellos; al investigar si este comportamiento irresponsable de
la guardia era una constante me doy cuenta que jamás ha sido así, pero tampoco
después, porque son calabozos de seguridad, que rara coincidencia...
·
Posteriormente al ser recluido en el bloque 5, pabellón 5, del mismo complejo,
desde el 4 de octubre del 2012 hasta el día de hoy 25 de enero del 2013, en más
de diez (10) oportunidades me ha aparecido la puerta de la celda número 29,
donde vivo solo, sin seguro después de haber sido cerrada igual que las demás.
En una ocasión, 20 de enero del 2013, como es de rutina a las 16 horas 10
minutos, hora promedio de encerrada en las celdas, me dejan por fuera en el
patio con unos pocos internos, 5 o 7, entre ellos 3 desconocidos, cuando exijo
que me ingresen a la celda y la aseguren, me dan la misma explicación que las
otras veces: “que pena Don Tulio, eso fue una falla del auxiliar que se le
olvidó”, olvidos tendenciosos y programados, porque en el libro de minutas y
control que llevan los pabelloneros, están las recomendaciones de máximas
medidas de seguridad resaltadas con mi nombre y foto, junto al número de
puerta, olvido que jamás ocurre con otros internos. Otras coincidencias…
·
La directora y el comandante de vigilancia del complejo tienen igualmente
hostigados y sometidos al peligro a los compañeros Prisioneros Políticos y de
Guerra en el bloque 3, sección B de alta seguridad, y a los del patio uno (1)
del bloque 5, por lo que responsabilizamos ante la comunidad nacional e
internacional de lo que pueda pasar con la integridad física y con la vida de
nuestros guerrilleros y guerrilleras prisioneros en COIBA – Picaleña; a la
señora Ministra de Justicia, Doctora Ruth Stella Correa Palacio; al señor
director general del INPEC, General Gustavo Adolfo Ricaurte; y a la señora directora
del complejo, Imelda López Solórzano, y a sus cuadros de mando porque nos están
brindando en bandeja ante otros reclusos que están protegidos por el INPEC para
quienes trabajan como cooperantes y desestabilizadores de la sana convivencia
en los patios, para impedir que la unidad de los reclusos en el Movimiento
Nacional Carcelario sea una realidad, prefiriendo al contrario traer nuevamente
la guerra a los patios para que se les haga más factible aplicar la violencia y
la represión, y de esta manera tener el control absoluto.
·
La directora del complejo no cumple con sus funciones administrativas, tan solo
se limita a obedecer órdenes del General Policía así como de su jefe político,
del cual es cuota en el INPEC, Álvaro Uribe Vélez. De ahí la negativa de manera
especial para que nuestros y nuestras camaradas sean atendidos de manera
oportuna por sus graves quebrantos de salud, sin importar que estos estén
lisiados por heridas de guerra o por haber sido raptados de clínicas,
hospitales o lugares en donde se recuperaban por parte de los organismos de
seguridad del Estado, para ser lanzados a los más convulsionados patios, en
muchos casos despojándolos de muletas, sillas de ruedas, bastones de apoyo o
destrozándoles las prótesis para deteriorar su estado de vida. Asunto que
podemos demostrarle a cualquier ente veedor que nos quiera escuchar y
acompañar, no solo en este complejo, sino también a nivel nacional, ya que la
Procuraduría General de la Nación, la Defensoría del Pueblo y las Personerías,
han hecho oídos sordos porque no pueden o no quieren comprometer al Estado que
es su patrón, por lo que hacen unidad de cuerpo en la impunidad con los otros
organismos gubernamentales.
·
Somos conscientes del riesgo que corremos y de las represarías que nos aplican
cada vez que denunciamos las aberraciones, no solo contra los Prisioneros
Políticos, sino, contra toda la población reclusa en Colombia por parte del
INPEC. A pesar de esto consideramos una obligación moral denunciar ante el
mundo y ante las comisiones de DD.HH. de Cámara y Senado de la República, así
como ante las comisiones de Paz de las FARC-EP y del Gobierno Nacional que se
reúnen en La Habana-Cuba, para buscar por vía política y civilizada la solución
definitiva del grave conflicto social, económico y político que ha desembocado
en la confrontación armada entre colombianos, pues el problema carcelario
también tiene sus orígenes en lo económico, en lo social y en lo político, el
mismo origen de la guerra. Ante ello los Prisioneros Políticos de Guerra y de
Conciencia, en unión con el Movimiento Nacional Carcelario, esperamos del
Gobierno Nacional no temerle al diálogo hasta no definir una hoja de ruta
conjunta que guie el destino de nuestra patria por medios diferentes a la de la
guerra.
·
No entendemos por qué el Gobierno del Doctor Santos se contradice al aceptar
que en Colombia hay un conflicto de carácter político, social y armado, razón
por la cual se ha sentado a dialogar en el exterior con las FARC-EP para
explorar por vía diplomática y política una solución definitiva a la guerra,
pero a la vez niega que hayan Prisioneros Políticos y de Guerra en Colombia,
mientras que más de 10.000 hombres y mujeres hemos caído en prisión como
producto de esta confrontación armada y política entre Estado, Insurgencia y
sectores sociales de oposición política al régimen actual.
Consideramos
que esa política sórdida con la cual desconocen y niegan caprichosamente
nuestro estatus de Prisioneros Políticos y de Guerra, sumado a la represión
vengativa y sistemática contra nuestros combatientes, así como a nuestros
hermanos de otras organizaciones revolucionarias. Es una política peligrosa
porque tienen el alma y el musculo antagónico que caracteriza a los
guerreristas en todo el mundo, por ello alertamos que de no corregirse estarían
volcando nuevamente la guerra a las cárceles, puesto que quedaríamos obligados
a defendernos. Es así como en nombre y en representación de las y los
Prisioneros Políticos y de Guerra de las FARC-EP dejamos constancia histórica
que eso no es lo que queremos, pero que si es a lo que el Estado nos está
obligando con el accionar desmedido del INPEC (órgano represivo), que día tras
día arrecia con su atropello sin tener en cuenta que además de estar
prisioneros, tenemos a varios y varias combatientes lisiadas en total estado de
indefensión.
Por
lo anterior expuesto y en nombre de los Prisioneros Políticos y de Guerra de
las FARC-EP desde el complejo carcelario de Ibagué, hacemos las siguientes
peticiones:
1)
Que la oficina en Colombia del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los
DD.HH. escuche a los voceros del Movimiento Nacional Carcelario y delegados de
los Prisioneros Políticos en Colombia, para que verifiquen que nuestras
peticiones y el estado en que viven los reclusos en todo el país.
2)
Solicitamos a la Corte Interamericana de Derechos Humanos que intervengan ante
el Estado colombiano para que suspendan la represión, la persecución y el
accionar desmedido en contra de los Prisioneros Políticos y demás presos de
todo el país, así como la invitamos a verificar nuestras denuncias.
3)
Solicitamos a la comunidad nacional e internacional su acompañamiento y
exigencia ante el Estado colombiano, en particular al Gobierno del Doctor Juan
Manuel Santos, para que respete y aplique los derechos que el D.I.H. reconoce a
las y los prisioneros de guerra, así como reconocer nuestro estatus de
Prisioneros Políticos.
4)
Que las Comisiones de Derechos de Humanos de la Cámara y el Senado intervengan
ante el Ministerio de Justicia y ante la dirección general del INPEC, para que
sus directores regionales y locales, como los demás funcionarios, actúen con
imparcialidad ideológica y política y que respeten nuestra condición de
Prisioneros Políticos y de Guerra, suspendiendo el asedio vengativo por nuestra
condición de rebeldes.
Desde
el pabellón 5, bloque 5, del Complejo Carcelario de Ibagué (Coiba-Picaleña).
TULIO
MURILLO AVILA